¿Quién es el virus?
- Hola, planeta Tierra, ¿cómo estás?
- Hola, Júpiter, no andes con formalidades, solo dime Tierra. ¿Y tú, cómo estás?
J: Muy bien, por acá todo tranquilo pero un poco preocupado.
T: Dime, ¿qué te está pasando?
J: Hablando con Marte, hace unos años luz, me contó que el virus llegó a su planeta. ¿Tú crees que sea posible que el virus llegue hasta acá? Porque estamos viendo la posibilidad, con Saturno, de protegernos de alguna forma.
T: Sí, es cierto. Hace unos años, como dicen, acá llegaron y también fueron a la Luna. Por lo que sé, solo llegaron algunos y, en los intentos de contagiar otros planetas y satélites, han muerto varios en el camino.
J: Sí, con Saturno pensamos que, por el momento, no van a poder llegar de manera física.
T: No se preocupen, ahora están muy ocupados como para ir.
No sé si te conté, pero este virus me tiene mal.
Hace unos siglos que ando con fiebre y no la puedo bajar. Me diagnosticaron calentamiento global; cada tanto, me dan temblores que parecen terremotos; después, me agarran muchas ganas de estornudar y es un tsunami.
J: ¡Oh!… Lo lamento mucho, Tierra. Ves, es por eso que no queremos que el virus llegue a nosotros, acá el equilibrio es perfecto.
T: Lo siento, Júpiter, es que no lo puedo controlar. El año pasado tuve unos brotes en los pulmones; sentía que no podía respirar, era como un incendio en mi interior; lo sentía en la zona de las amazonas pulmonares y me daba como un ardor en la garganta, y había un humo negro que no me dejaba respirar.
Yo creo que por eso algunos están queriendo salir de mi cuerpo.
Tengo colesterol alto y las arterias se me tapan; por suerte, los anticuerpos me ayudan destapando mis ríos.
Los virus contaminantes producen y consumen todo el tiempo, dejan chatarra y basura en todo mi cuerpo; siento como un brote con pus en varios puntos de mi piel. Por suerte, algunos anticuerpos están utilizando esa basura para generar energías y células nuevas que son su hogar, fertilizan mi piel y me hacen ver más florecida y luminosa.
Los anticuerpos hacen todo adentro de su propia célula, no contaminan su hogar; es más, hacen sus hogares con mi piel de arcilla y viven de forma sustentable en armonía conmigo.
En cambio, el virus hace que sus células sean duras; me sale un sarpullido llamado ciudades, donde viven en colonias y se destruyen unos a otros. Pero, como te digo, también conviven algunos anticuerpos que me ayudan a regular un poco. Igual, esos brotes me lastiman y me salen como unas costras de cemento; que cada tanto inundo con abundante agua para refrescar mi piel; de paso, combato el virus y trato de que no se siga propagando.
J: ¿Y no probaste tomando algún antibiótico?
T: Sí, Júpiter, viste que yo tengo el virus llamado humano, pero también tengo los anticuerpos humanos, y es una lucha constante entre ellos.
Sin embargo, el tema es que uno de mis anticuerpos creó un virus igual a ellos mismos, los que me infectan a mí y tienen los mismos síntomas que yo.
J: ¡Qué bueno! ¿Y cómo se llama?
T: Coronavirus.
Este grupo de anticuerpos que lo generó, lo patentó; después, se lo entregó a un órgano en un estado unido y ellos se encargaron de ponerlo en el órgano más afectado, llamado China.
En realidad, estos que están unidos lo hicieron por competencia, pero mi anticuerpo se lo dio sabiendo el resultado.
Ese órgano era el más afectado y el que propagaba la infección con producción innecesaria; los otros órganos producen mucha basura también, solo que a menor escala.
La verdad es que, por ahora, está matando únicamente a unos pocos y son los más débiles, ya sea por el mal estado de su cuerpo o por su envejecimiento. Ellos están sacrificando sus vidas para que los virus se conviertan en anticuerpos. Al parecer, los agarró una patología llamada miedo y ahora están todos encerrados en sus colmenas y se les imposibilita contaminar mi aire y producir chatarra.
El remedio está haciendo su efecto positivo, ya no tengo tanto calor; mi calentamiento está bajando, el agujero que tenía en mi aura se está cerrando y me está mejorando la capa de ozono.
Siento como que puedo respirar mejor y toda la flora y la fauna se siente muy agradecida.
Los ríos se están limpiando y mis arterias ya llevan sangre limpia a todos los habitantes de mi cuerpo.
Va a pasar un tiempo, pero he estado peor; otros virus se han extinguido, ya saldré de esta. Solo espero que el virus mute y se transforme en un anticuerpo para que todos podamos vivir juntos y en equilibrio.
Creo que es por su bien, ya que los únicos perjudicados son ellos mismos y si no mutan pronto se exterminarán e igualmente sanaré.
J: Buena, Madre Tierra, gracias por compartir tu sentir. Esperemos no tengamos que atravesar esa experiencia.
¿Quién vas a ser después de que todo esto pase? ¿Seguirás siendo un virus más o tratarás de transformarte en un anticuerpo?
Jivriel
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